¿Sabías que ese aceite de oliva virgen extra en realidad es lampante?
A pesar de que el fraude ya venía existiendo en el mercado de los AOVEs, desde Isbilya hemos detectado que este 2023 ha surgido de una manera más persistente, habiéndose reportado casos en los que se ha mezclado aceite de oliva de menor calidad con aceite de oliva virgen extra o incluso mezclas de aceites de otros orígenes como colza, canola, maíz o girasol, así como productos mal etiquetados habiendo sido retirados de los lineales varias marcas
Dichas sanciones han sido provocadas debido a que: los aceites no cumplen con los parámetros físico-químicos de la categoría con la que han sido etiquetados (virgen extra, virgen o aceite de oliva), el análisis sensorial y organoléptico percibe algún defecto en el producto, o que el producto es mezcla de aceites.
Dicho incremento del fraude podrían deberse tanto al beneficio económico, a la escasez de esta cosecha, la dificultad en su detección, la complejidad en los estándares de calidad así como en la falta de control y regulación.
Beneficio económico:
El aceite de oliva virgen extra es considerado de alta calidad y, por lo tanto, suele tener un precio más elevado en comparación con otros tipos de aceite de oliva de menor calidad. Algunos productores o distribuidores inescrupulosos pueden intentar obtener mayores ganancias mezclando aceites de oliva de calidad inferior con el virgen extra y etiquetándolo incorrectamente.
Dificultad de detección: A diferencia de otros productos, como el vino, por ejemplo, el aceite de oliva no suele ser sometido a análisis sensoriales exhaustivos antes de su comercialización. Esto hace que sea más fácil para los defraudadores mezclar aceites de menor calidad con el virgen extra sin ser detectados.
Complejidad en los estándares de calidad: Existen diferentes categorías de aceite de oliva, como el virgen extra, virgen y refinado. Los estándares de calidad y las regulaciones pueden variar según el país o la región. Esto puede generar confusión y facilitar la manipulación o la incorrecta clasificación del aceite de oliva.
Falta de control y regulación: En algunos casos, la falta de controles rigurosos por parte de las autoridades competentes puede permitir que se produzcan fraudes en la industria del aceite de oliva. La falta de sanciones o inspecciones adecuadas puede alentar a los defraudadores a cometer estas prácticas.
Por lo general el que paga las malas prácticas de algunos comercializadores es el cliente final que compra un producto fraudulento a un precio elevado.
¿Y qué podemos hacer nosotros para no sufrir este fraude?
Verifica el origen:
Elige aceites de oliva producidos en países conocidos por su calidad, como España, Italia o Grecia. Estos países tienen regulaciones más estrictas en cuanto a la producción y etiquetado del aceite de oliva.
Lee las etiquetas:
Examina cuidadosamente la etiqueta del aceite de oliva para buscar términos como «virgen extra» o «extra virgen». Asegúrate de que el envase esté sellado correctamente y que el etiquetado cumpla con los estándares legales.
Revisa la fecha de consumo preferente:
Comprueba la fecha de elaboración para asegurarte de que el aceite de oliva esté fresco.
Compra en establecimientos confiables:
Adquiere el aceite de oliva en tiendas de confianza, productores reconocidos o en lugares especializados en productos gourmet.
Considera la marca:
Opta por marcas reconocidas y establecidas en el mercado. Las marcas establecidas suelen tener mayores controles de calidad y una reputación que mantener.
Es importante destacar que la mayoría de los productores y distribuidores de aceite de oliva son honestos y cumplen con los estándares de calidad establecidos. Sin embargo, el fraude en la industria sigue siendo una preocupación y es necesario promover medidas de control, transparencia y educación para proteger a los consumidores y garantizar la calidad del aceite de oliva virgen extra.